Vulcano es la isla más cercana a Milazzo, desde donde parten los transbordadores hacia las islas Eolias. Según la mitología el dios del fuego Vulcano tenía aquí su fragua.
Vulcano fue llamada Thermessa la caliente, Terásia, tierra caliente, y Hiera, la sagrada fragua de Efesto donde los cíclopes forjaban los rayos para Jupiter. Fueron los romanos quienes dieron dieron el nombre definitivo a la isla.

Deshabitada hasta el siglo XVIII, a comienzos del XIX el general borbónico Nuziante comenzó la explotación de las minas de azufre de Vulcano. Los reclusos de Lípari se encargaban de trabajar en las minas, y es entonces cuando se construyen las primeras casas y carreteras. Tras la caída de los borbones en 1860, un emprendedor escoces llamado James Stevenson adquirió la parte norte de la isla en 1870, dedicándose a a plantación de viñedos. Toda su obra se vió echada a perder en 1888 por la erupción del volcán que duró dos años. Stevenson abandonó la isla y sólo quedaron unas pocas familias. Sólo el turismo devolverá la vida y el ajetreo a Vulcano.
El olor penetrante del azufre es solemne anfitrión para los huéspedes de Vulcano. Su actividad volcánica constante, pero controlada permite disfrutar de los lodos burbujeantes y las fumarolas de chorros de vapor.
EXCURSIÓN AL VOLCÁN DE VULCANO
Se accede a la isla de Vulcano a través del Porto Levante, bajo el Gran Cratere o Fossa di Vulcano de 386 m. La ascensión al crater no es excesivamente dificultosa y en una hora (para aquellos poco habituados al ejercicio un poco más) podremos llegar a la cumbre y disfrutar de las fantásticas vistas de todas las islas. Conviene evitar las horas centrales del día, ya que el sol castiga y la ascensión es corta, pero empinada.

Los cristales amarillos de azufre, y fragmentos de obsidiana tiñen la ladera del volcán, que escupe vapor por sus bocas humeantes. Es obvio que se debe respetar las alertas de peligro por toxicidad de las piedras de azufre humeante del crater. La furia del Dios Vulcano bien merece no jugar con fuego.

BAÑO EN LOS LODOS DE FANGO DE VULCANO
Además de sus playas de aguas tibias (incluso en invierno) calentadas por las fumarolas, otro de los puntos recurrentes de Vulcano son los baños terapeúticos de lodo caliente (fanghi) en el farallón de Levante, en las cercanias del desembarcadero, donde los turistas se cubren hasta el cuello mientras se tostan al sol. Sólo la experiencia merece la pena, pero ya advertimos que peses a la ducha, el olor de azufre no se desprende en unos dias, y cala hondo en el bañador, toalla y ropa. Sus cualidades terapéuticas parecen no tener discusión, y genera cierta gracia el revestir el cuerpo del fango mientras el lodo burbujea cosquilleando nuestro cuerpo.

QUE MÁS HAY EN VULCANO
Al sur de la isla de Vulcano, Gelso, poseé una playa mucho más tranquila Spiaggia dell’Asino, a la que se accede por una carretera panorámica.
Para desplazarnos podremos alquilar una moto, lanchas neumáticas, canoas, motos de agua, bicicletas o incluso un minibús, pero en un par de horas se puede hacer a pié.
En la bahia de Poniente la playa de Sabbie Nera es una de las más bonitas de la isla de Vulcano, aunque quizá demasiada concurrida en verano. A su extremo la península de Vulcanello, generada en el 183 a.C a raíz de una erupción submarina, es una sucesión de oladas de lava que han producido formas rocosas extrañas, visibles desde el mar (Valle de los Monstruos) que los eolianos han ido dando nombre.
Alojamiento y Hoteles para dormir en la isla de Vulcano