San Nicolo de Catania

La gigantesca iglesia de San Nicolò (es la más grande de Sicilia) empezó a construirse en 1687 según el diseño de G.B. Contini. Se encuentra sobre una colina dominando toda la ciudad. Tras el terremoto de 1693 que desoló la ciudad diversos arquitectos, entre ellos Francesco Battaglia y Stefano Ittar – este último realizó la cúpula de 62 metros –  reprendieron la tarea hasta 1796, aunque la fachada y las columnas aun están inconclusas debido a problemas técnicos según algunas fuentes y a la falta de patrocinio según otras.

San Nicolo

Consta de tres naves cuya principal tiene 105 metros de largo y 45 de ancho, medidas de catedral sin duda. La grandiosidad se puede medir también en función de la gran luminosidad del transepto por el que podemos seguir una meridiana de mármol con los signos zodiacales de 1841. En las naves laterales se abren las capillas semicirculares precedidas de elegantes balaustradas. El altar mayor posee unas tallas del coro recomendables, y la sacristía de estilo rococó es una pieza que no hay que dejar de visitar.

Actualmente el templo guarda los restos de los caídos en las dos guerras mundiales, y resulta ciertamente impresionante visitar el mausoleo de los soldados con sus fotografías y los ramos de flores a sus pies. Desgraciadamente los continuos robos y actos vandálicos de los que fue objeto incluso su valorado órgano -el más grande de Sicilia– han mermado la majestuosidad del templo. Además las interminables obras de restauración tan comunes en Sicilia pueden afectar a nuestra visita.

Si tenemos suerte con los porteros, podremos visitar el tejado del templo, accediendo por una claustrofóbica escalera de caracol situada en la parte inmediatamente posterior a la entrada, a mano izquierda, Es tal la sensación de estrechez que para bajar necesitaremos descender por otra escalera en la parte opuesta. en lo alto, las vistas de Catania son únicas, dominando el mar y el Etna.

El monasterio de los Benedictinos:

El monasterio que data de 1558, se levanta a la izquierda del templo, y es el tercero en extensión (100.000 m²) de Europa tras el del Escorial y el de Mafra en Portugal. El viajero siento una sensación de solemnidad y riqueza intelectual cuando traspasa sus concurridos pasillos repletos de estudiantes de la universidad de Letras y Filosofía de Catania.

Monasterio benedictino

Nada más entrar desde Plaza Dante la exuberancia de las fachadas y balcones barrocos ricamente ornamentados con máscaras, y caras horrendas harán las delicias de los ojos ávidos del turista. No en vano, los mejores arquitectos barrocos pusieron su conocimiento en la reconstrucción del monasterio tras el terremoto de 1693. La piedra blanca de los ornamentos contrasta con la piedra lávica de los muros. El interior organizado en torno a dos claustros sobre los cuatro planeados originariamente, encontramos suntuosas escaleras que acceden a las dependencias del abad, las celdas de reposo de los monjes, y los pasillos. La biblioteca, una de las más ricas de Italia con la sala Vaccarini, conserva volúmenes centenarios, y joyas de los escribanos medievales de diferentes culturas.

Monasterio Benedictino