Calatafimi se localiza en el mapa geográfico de Sicilia gracias a el templo de Segesta, que como una flor silvestre sale de la nada a seis kilómetros. Cuando Guy de Maupassant visitó Sicilia en 1885 quedó embelesado por la sencillez del templo, distante de lo que había sido la ciudad griega y que para él reflejaba como la belleza no necesita de adornos.
Sin embargo, además del famoso recinto arqueológico, Calatafimi vivió otro momento histórico cuando Garibaldi y sus camisas rojas se opusieron a las tropas borbónicas el 15 de mayo de 1860.
El castillo Eufemio (o de Phimes) domina el territorio desde lo alto de Calatafimi, y son pocas las notas históricas que nos han llegado, aunque no cuesta imaginar como sobre esta colina tuvo un carácter defensiva en una época (en torno al año mil) cuando las disputas entre árabes y normandos fueron continuas. La exigua figura actual se data en el siglo XII pero no hay duda de que con anterioridad hubo las bases de otros castillos.
Las calles y vericuetos del pueblo nos llevan a multitud de iglesias, que van saludando nuestros pasos, como la Chiesa Madre (siglo XIII ), el SS. Crocifisso (del siglo XVIII sustituyendo a la iglesia de Santa Caterina), la iglesia de San Michele, o la Chiesa Maria SS. di Giubino, dedicada a la patrona de la ciudad. Entre tanto edificio religioso los museos deo Etno-Antropológico y el Museo Civico nos animan a instruirnos sobre el territorio.