Giarre, Giarri in siciliano, está a medio camino de Catania y Taormina, y forma un importante polo urbano junto a la vecina Risposto a la que estuvo unida durante el periodo fascista, asumiendo el nombre de Jonia.
El nombre de la ciudad deriva de las giarre (jarras – vasijas), que contenían los diezmos que se pagaban al obispo de Catania. El pueblo nació en el siglo XVI a lo largo de la carretera romana, la vía Valeria, como aldea de la antigua Máscali, cuando los obispos de Catania, condes de Máscali, decidieron conceder este territorio, cubierto por bosques, a familias burgueses de Aci y Mesina para que fuera cultivado.
Los 30.000 giarresi en italiano o giarroti en siciliano viven prácticamente entre el Etna y el mar jónico, en una posición panorámica sobre la falda del volcán. Desde aquí, se tiene una visión magnífica del Valle del Bove, donde se han ido sedimentando la mayor parte de las colas lávicas que han caído por la parte oriental del Etna. Aunque nunca ha habido una amenaza inminente, han sido numerosas las ocasiones en las que la sensación de peligro se ha sentido en Giarre, ya no sólo por la lava, si no por la falla sísmica que ha generado varios terremotos en el siglo XX.
Pese a que no existe ningún elemento arqueológico que lo avale, se cree que Giarre fue la antigua Kallipolis, fundada en el siglo VII a.C, y destruida en el 403 a. C por Dionisio I.
La actual Giarre nace en el siglo XVI gracias a la concesión del terreno cultibable, antes ocupado por bosques. El crecimiento demográfico se explica al encontrarse en medio de la vía Consolare, que unía Catania y Messina. En 1815 obtiene la autonomía de Mascali, junto a los Burgos de Riposto, Torre Archirafi, Macchia, San Giovanni Montebello, Dagala del Re, Sant’Alfio e Milo.
El fascismo unió en 1929 bajo un decreto, los ayuntamientos de Giarre y Risposto, pero el finde la guerra instauró definitivamente la separación de las dos poblaciones.
Lugares de interés – Qué ver en Giarre
Aunque la historia de Giarre es relativamente reciente, el centro histórico, desarrollado en los siglos pasados sobre las dos directrices perpendiculares de las actuales Via Callipoli y Corso Italia, es el punto de mayor atractivo turístico. Los palacios dieciochescos como el Palazzo Bonaventura e Palazzo Quattrocchi son buen ejemplo de la ostentación de la burguesía de Giarre.
El Duomo de Giarre es un edificio neoclásico de tres naves y cruz latina bajo la advocación de Sant’Isidoro Agricola, patrón, al igual que en Madrid. Se inicio en 1794 bajo el proyecto de Pietro Valente, y sobre una iglesia dedicada a Santa Agata. Aunque en 1818 ya se comenzaron a celebrar ritos eclesiásticos, se tardaron 70 años más en acabar las obras.
Completamente hecho de piedra blanca de Comiso, la fachada la proyectó el arquitecto lombardo Carlo Sada, con una base cuadrada y dos campanarios. En su interior, telas de ilustres pintores como Pietro Paolo Vasta, y el órgano, uno de los más grandes de Sicilia que data del siglo XVIII.
A pocos metros de la catedral hallamos el monumento a los caídos en la primera guerra mundial, al que se añadió después las lápidas de los muertos en la sucesiva guerra mundial.
Otras iglesias que presentan particular relevancia artística son: la Iglesia del Oratorio, dedicada a San Filippo Neri (XVII), único ejemplo de barroco siciliano en la zona; la Iglesia de los Agustinos descalzos (Agostiniani Scalzi), llamada también iglesia del Convento, la más antigua de Giarre, pero desgraciadamente la peor conservada, o la iglesia de San Francesco al Carmine, dedicada a la Virgen del Carmelo, de 1857.
La oferta cultural de Giarre viene enriquecida con los museos Etnológico de las gentes del Etna en Macchia, con utensilios y ropas de los campesinos en los dos últimos siglos; el Museo Teatro de la Opera dei Pupi en la sede del Pro-Loco, y gestionado por la compañía Zapala; y el acuario Mediterráneo, con cerca de 500 ejemplares.
Además de las extendidas por la zona pastas de almendra, arancini y granitas, en la gastronomía de Giarre encontramos un producto único. Se trata del cor’i cani (in italiano cuore di cane), una particular granita con limón y agua (a la cual se puede añadir menta).
Los objetos de hierro fundido, de cerámica, de piedra lávica, y de madera elaborada de los artesanos de Giarre son bastante reconocidos.
Para llegar a Giarre, las conexiones con la autovía A18, y la carretera estatal 114, y la Via Consolare, una comarcal que hasta 1768 pasaba por el monte. Además, la estación de tren tiene fluidez de trenes regionales, de largo recorrido hacia Messina, e incluso el Cicumetnea, que permite llegar a Linguaglossa e Randazzo y Adrano, Bronte y Catania rodeando el Etna. El autobús también conecta Giarre con las principales ciudades cercanas.