En las afueras de Palermo y sobre el denominado Mons Regalis que fue una finca de caza de los reyes normandos, hallamos la Catedral de Monreale. Bajo la sugerente excusa de que un sueño-visión en el cual encontraba un tesoro oculto por su padre, el rey normando Guillermo II llevo a cabo la construcción de una de las catedrales más bellas de Europa.
Musta’izz bi’llah “El que exalta a a Dios” como gustaba autodenominarse el rey normando, tenía minada su autoridad ante la ostentación de poder del arzobispo inglés de Walter of the Mill, que había recabado apoyos entre la nobleza local. Con objeto de combatir ese foco de poder, el rey Guillermo II financió las obras de la catedral de Monreale contentando al Papado de tal manera que el Papa condeció su bendición convirtiendo el templo en Catedral y al Abad en Arzobispo desafiando la autoridad de Walter.
La consecución de una obra fue sumamente veloz ya que en diez años las obras fueron acabadas, constituyendo un misterio su financiación. Sea como fuese la catedral de Monreale se convirtió en el edificio normando más importante de Europa, al tiempo que significó una simbiosis de la aplicación de las corrientes artísticas árabes y europeas conjuntando los mosaicos medievales más grandiosos de toda la Edad Media.
La sublimidad de la obra no es apreciable desde el exterior aunque para las puertas de bronce (1186) se recurriera a Bonanno de Pisa, autor de la famosa torre homónima quién retrato en sus 46 paneles escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Los mosaicos del interior de la catedral de Monreale necesitaron 2.200 Kg de oro y cubren casi 6.000 metros cuadrados de superficie. No fueron finalizados hasta 1182 y participaron artistas griegos, bizantinos sicilianos y probablemente artistas venecianos enviados por el Papa para los mosaicos posteriores de la nave y los muros.
Los transeptos contienen los cuerpos de los Reyes Guillermo I y II al sur (derecho), y de Margarita, Roger y Enrique, la mujer e hijos de Guillermo I al norte (Transepto izquierdo).
Aparte de los tesoros que se encuentran contiguos a las tumbas, formando parte del Museo Diocesano, se hace imprescindible subir los 180 escalones que llevan al tejado y que nos permiten admirar los claustros desde lo alto además de ofrecernos una panorámica de Palermo desde Monreale.
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Cómo llegar a Monreale
Si tenemos coche de alquiler podemos optar por llegar en coche a Monreale aunque hay que advertir que el pueblo es pequeño y es mejor aparcar a la entrada. Lo más adecuado si no vamos con prisas es el autobús 389 que se toma en la Piazza Indipendenza de Palermo, al lado del Palacio Normando y que tras superar el tráfico intenso de Via Calatafami asciende hasta Monreale, parando en la entrada, desde donde en cinco minutos a pié y alcanzamos la catedral.
Finalmente puedes contratar un transfer que incluya una visita guiada por Palermo. Si os interesa nos podéis escribir.