Ahora que se acerca la 19º edición del festival de artistas de calle Ibla Buskers en el mes de octubre en Ragusa, queremos acercaros la fascinante historia de Henry Blondeau, el mago que surcó los cielos de Italia con su globo aerostático.
Sus globos son el símbolo que nuestros amigos de Ibla Buskers han escogido para representar en el cartel del festival el concepto de libertad que representa el arte en la calle. En nuestra visita hace una semana a Ragusa, Antonio y Giovanna, motor del festival nos contaron la trágica historia de Blondeau.
Henry Blondeau nació en Lovaina, Bélgica el 24 de septiembre de 1834, y se aficionó rápidamente a la aeronáutica, siendo así mismo un portentoso acróbata y atleta. Se instaló en Italia en 1861, el mismo año en el que Garibaldi entraba por Marsala, iniciando la unificación de Italia. Su nombre pronto se hizo famoso gracias a las exhibiciones por ciudades como Florencia, Ferrara, Milán, Modena, Nápoles, Parma, Pisa o Roma, llegando a Sicilia donde buscó maravillar también a los sicilianos.
Concidiendo con la fiesta de S. Giovanni, Henri Blondeau acudió a Ragusa dispuesto a maravillar una vez más a un público entregado, ávido de un espectáculo inaudito para una ciudad de provincias del XIX.

Sin embargo, el fuerte viento truncó durante días el vuelo de Blondeau, causando una profunda decepción e incluso críticas agrias e ironía sobre la veracidad de sus hazañas. Desde el 20 de agosto se pospuso hasta que el 4 de septiembre el día se prestaba a reemprender la fiesta. La expectación era máxima, la plaza estaba repleta y los techos y balcones parecían las gradas de un teatro romano.
Sin embarco, el dios Eolo volvió a aparecer con una ira inusitada que obligó a Blondeau a desestimar de nuevo el vuelo. El populacho, decepcionado arremetió contra él, acusándolo de reírse de los sicilianos. Henri, herido en su orgullo se despidió de su mujer y su hija y pese a las condiciones adversas emprende el vuelo con una fuerte corriente de viento que lo eleva rápidamente hasta desaparecer entre las nubes.
No le volverán a ver con vida. Esa misma tarde encontrarán su globo en una de las colinas cerca de Módica, el aparato se ha estrellado y la estupidez de un pueblo deseoso de priorizar el espectáculo por encima del sentido común, acabó con la vida de una de las figuras más importantes de la aeronáutica del siglo XIX.
Quizá el remordimiento, quizá el arrojo que impresionó a los ragusanos demasiado tarde, o quizá la lucha contra el olvido hizo que se renombrara una pequeña calle de Ragusa con su nombre, Via Henry Blondeau.