El prolífico escritor siciliano Andrea Camilleri es especialmente conocido por las novelas del comisario Montalbano, pero su extenso listado de obras abarcan muchos más libros, la mayoría ubicados en el universo literario de la inventada población de Vigata.
Si Camilleri hubiese nacido en Latinoamérica bien podría ser catalogado como un hijo del realismo mágico. La creación de una cosmovisión siciliana que bebe tanto de los mitos clásicos griegos y romanos como de la misma «sicilianidad» e insularidad de Sicilia, son sin duda un patrimonio universal que el autor nos ha dejado para la posteridad.
El beso de la sirena
El beso de la sirena forma parte de la denominada trilogía fantástica de la Metamorfosis, junto a El guardabarrera y La joven del cascabel, tres obras que se hilan de forma invisible con la fina seda de un Camilleri en el que las apariencias nunca engañan.
La trama del libro nos muestra a Gnazio, que tras regresar a su tierra natal de Estados Unidos, busca la felicidad con un matrimonio concertado por una misteriosa Celestina Pina. Igual de extraña será su prometida Maruzza, una sirena a la postre, y su centenaria bisabuela Minica, cuyos rituales impuestos para consensuar el matrimonio aluden más a los dominios de Poseidón.
La incomprensión inicial de Gnazio va convirtiéndose en una oda al gusano de seda que va adaptándose y convirtiéndose en mariposa para que su amada sirena sea feliz junto a él.
Camilleri ahonda en El Beso de la sirena en la naturaleza de las ninfas marinas, no solo desde el espectro físico, si no también desde el pensamiento filosófico y las creencias de las mitad mujeres mitad peces. Del mismo modo logra que el lector acepte la simbología – a priori contra natura- de un enlace carnal que aquí da lugar a cuatro hijos.
Si en La joven del cascabel el pastor Giurlà muda de piel amoldándose a una vida en el interior de Vigàta, remitiendo a la mitología a través de Leda y el cisne o la de Pasifae. En El Beso de la Sirena el lector encontrará a Ulises, y el mito de Homero.
Con toda seguridad Camilleri nunca quiso huir de Montalbano, personaje que le hizo célebre y al que le debe mucho. Sin embargo, El beso de la sirena y otros libros ajenos al comisario le permiten navegar allende los mares, sin salir al mismo tiempo de su Sicilia querida y la omnipresente Vigata .