«U Paliu du Pipiu» (Il Palio del Tacchino en italiano) es una de esas fiestas locales y ancestrales de Sicilia, que intentan sobrevivir entre el olvido y las quejas de los que consideran inhumanas por el vejamiento a los animales.
En Collesano, una pequeña localidad en la Reserva Natural delle Madonie, de la provincia de Palermo no se cuestiona nada de eso. Sus habitantes disfrutan de lo lindo la primera semana de agosto cuando coincidiendo con la Fiesta de la Santísima Cruz, los pavos corren a sus anchas, «pavoneándose» mientras se apuesta por quién ganará la carrera.
El reto consiste en adivinar cual de los 16 pavos participantes, que representan las 16 cofradías de Collesano (Agliastru, Batia, Carricaturi, Carrubedda, Cruci, Cullieggiu, Du Cannuola, Macallè, Matrici, Mora, Puntalazzu, Quattru Cannuola, Rusariu, Sancaluoriu, Santamatrigesu, Stazzuni,), recorrerá más rápidamente los 100 metros. Teledirigidos por sus respectivos «capitanes», pero sin que se les pueda llegar a tocar, los pavos discurren animados por un público que se asemeja a los tiffosi del Calcio. Tras varias rondas en las quedan eliminados los que llegan en última lugar, se acaba eligiendo al vencedor.
El nombre “pipiu” es onomatopéyico, reproduciendo el sonido que hacen los pavos.
Colleseno, enclavada en la cadena montañosa delle Madonie, en el interior de Sicilia fue fundada en el siglo XII, después de que los normandos ganaran la isla a los árabes. El centro de la ciudad no ha variado mucho a lo largo de los siglos, y conserva la planta urbanística medieval. La Chiesa Madre, iglesia del siglo XV, conserva el portal gótico catalán.
El evento ha adquirido gran popularidad hasta el punto que se retransmite por televisión, y los pregoneros son famosos de la sociedad italiana. Además de la carrera, se visten los trajes tradicionales, los grupos folclorísticos animan con su música, los «sbandieratori » medievales muestran su destreza con las banderas, y los agricultores y artesanos de la región exponen sus productos típicos.